poner límites a los clientes sin culpa

Cómo poner límites a tus clientes sin culpa: 7 claves efectivas

¿Te cuesta marcar límites con tus pacientes o clientes? Te comparto 7 claves prácticas (y humanas) para hacerlo con claridad y sin culpa. Cuídate para cuidar.

A veces cuesta… pero es necesario

Si trabajas acompañando a otras personas, ya sea en lo físico, emocional, mental o espiritual, sabes que el compromiso con el otro es profundo. Y sí, puede ser muy bonito. Pero también puede llegar a desgastarte cuando no pones límites claros.

¿Alguna vez has sentido que estás dando más de lo que puedes sostener? Yo sí. Más de una vez.

Con los años (y muchos aprendizajes de por medio), he comprendido que poner límites no es cerrarse. Es cuidar el espacio terapéutico para que sea realmente seguro, para ti y para la persona que acompañas. Y por eso he querido escribir esto: para compartirte algunas claves que me han servido y que veo funcionar entre los terapeutas que forman parte de Atha Center.

 

1. Entender que los límites también son una forma de cuidado

Poner límites no es ser frío, ni distante, ni egoísta. Es cuidarte para poder cuidar. Es una forma de autocuidado y también de respeto hacia la otra persona.

Cuando dejamos que todo pase, que el horario se desdibuje, que los mensajes lleguen a cualquier hora… algo empieza a no ir bien. No porque el cliente «invada», sino porque no hemos sido nosotros quienes hemos sostenido el marco.

Recurso útil: Cómo establecer límites sin culpa – David Tian, PhD

 

2. Saber qué necesitas para estar bien en tu trabajo

Antes de poner un límite hacia fuera, es importante identificar qué necesitas tú para trabajar bien, sin quemarte.

Algunas preguntas que puedes hacerte:

  • ¿Cuántas sesiones al día puedo dar sin perder calidad?

  • ¿Me siento cómodo respondiendo mensajes fuera de horario?

  • ¿Cuáles son mis límites personales y profesionales?

Escríbelo si hace falta. Tenerlo claro te ayudará a transmitirlo con naturalidad.

 

3. Comunicar los límites con claridad y amabilidad

No se trata de imponer, sino de hablar desde un lugar honesto. Se pueden marcar límites sin ser brusco ni distante. De hecho, cuanto más tranquilo estés al comunicarlos, más fácil será que los respeten.

Algunas ideas de cómo expresarlo:

  • “Para que las sesiones sean sostenibles, suelo contestar mensajes solo dentro del horario laboral.”

  • “Si necesitas cancelar, por favor avísame con al menos 24 horas de antelación para reorganizar la agenda.”

Y si al principio te cuesta decirlo… es normal. La práctica ayuda.

Lectura relacionada: A Therapist’s Guide on Setting Healthy Boundaries

 

4. Dejarlo claro desde el primer día

Cuanto antes expliques tus condiciones, mejor. No solo porque evitas malentendidos, sino porque das un marco de confianza y claridad.

Lo ideal es que tengas por escrito tus políticas de trabajo: horarios, cancelaciones, pagos, formas de contacto… Puedes entregarlo al comienzo o comentarlo durante la primera sesión.

En Atha Center, muchos profesionales ya cuentan con sus propios documentos adaptados. Si todavía no tienes el tuyo, este es un buen momento para crearlo.

 

5. La culpa aparece… pero no tiene por qué guiarte

Muchas veces, después de marcar un límite, aparece la culpa. Especialmente si eres una persona sensible o comprometida con tu trabajo (que seguramente lo eres).

Pero sentir culpa no significa que estés haciendo algo mal. A veces es solo el reflejo de estar rompiendo una creencia antigua, del tipo: “si no estoy siempre disponible, estoy fallando”.

Respira. Revisa por qué has puesto ese límite. Recuerda que también lo haces para poder seguir sosteniendo tu labor con calidad y presencia.

Recurso relacionado: Boundaries Without Guilt – Chicago Psychology Services

 

6. Ajusta tus límites cuando lo necesites

Esto no es estático. Lo que hoy te funciona, quizá mañana no. Y está bien.

Puedes revisar tus límites de vez en cuando: ¿Esto me sigue sirviendo? ¿Me siento bien trabajando así?

Si necesitas hacer cambios, hazlos. Lo importante es que tú te sientas en equilibrio. Y si tienes que comunicarlos a tus clientes, hazlo desde esa misma honestidad.

 

7. Rodéate de personas con las que puedas compartir

Sostener este trabajo solo puede ser muy duro. Compartir experiencias, hablar de lo que cuesta, intercambiar ideas… ayuda muchísimo.

Una de las cosas más bonitas de Atha Center es que se ha ido creando una red de apoyo entre terapeutas. Nos escuchamos, nos damos ideas, a veces simplemente nos tomamos un café y respiramos juntos.

Si tienes esa red, cuídala. Y si no la tienes, búscala. O ven a conocer Atha! Que aquí también nos sostenemos entre todos.

Otro recurso valioso: Cómo poner límites en consulta – Positive Psychology

 

Para terminar…

Me gustaría recordarte que poner límites no es distanciarse. Es cuidar lo que haces. Es proteger el espacio en el que acompañas. Es hacerlo más claro, más seguro y más humano.

Al principio puede costar, pero se aprende. Y, con el tiempo, te das cuenta de que no solo mejora tu bienestar, sino también el de quienes acompañas.

Si algo de esto te ha resonado, puedes escribirme, me encantará saber cómo lo vives tú. Y si todavía no formas parte de la comunidad de terapeutas de Atha Center, estás más que invitado!

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Como su nombre indica, el despacho Bhumi evoca la solidez y estabilidad de la tierra. Equipado con dos butacas, una mesa de centro, una camilla, una silla y un escritorio, Bhumi es un despacho versátil, ideal tanto para terapias físicas como mentales. Este espacio te permite crear un ambiente terapéutico seguro y acogedor, que promueve el bienestar y el crecimiento.

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