Como terapeuta, he dedicado mucho tiempo a sostener el espacio para otros, a escuchar, a contener, a acompañar procesos de sanación física, mental, emocional y espiritual. Y si algo he aprendido en este camino es que sostener ese espacio sin agotarme no es solo importante, sino necesario.
Porque, seamos honestos, ¿cuántas veces nos hemos sentido exhaustos después de una jornada de sesiones? ¿Cuántas veces hemos dado más de lo que teníamos, dejando nuestras propias necesidades en segundo plano? Y lo peor: ¿cuántas veces nos hemos sentido culpables por necesitar descanso?
Si esto te resuena, quiero decirte algo: cuidarte a ti mismo no te hace peor terapeuta; al contrario, te hace mejor.
En este artículo, quiero compartirte reflexiones y estrategias que a mí me han ayudado a sostener el espacio para mis pacientes sin perderme en el proceso.
El peligro de olvidarnos de nosotros mismos
Cuando empecé a trabajar como terapeuta, había muchos días que me absorbía por completo en las historias de mis clientes. Si alguien lloraba en consulta, yo me llevaba su dolor a casa. Si alguien avanzaba, me llenaba de alegría como si fuera mi propio logro. Y si alguien retrocedía, me cuestionaba qué había hecho mal.
Con el tiempo, comprendí algo esencial: sostener el espacio para otro no significa cargar con su proceso. Nuestra labor es acompañar, guiar, ofrecer herramientas… pero nunca salvar.
Ese deseo de «darlo todo» puede llevarnos al agotamiento emocional, al burnout, e incluso a problemas físicos: dolores musculares, insomnio, ansiedad, fatiga crónica. Porque el estrés emocional no se queda solo en la mente, sino que el cuerpo también lo carga.
Así que quiero preguntarte: ¿Cómo estás sosteniéndote a ti mismo mientras sostienes a los demás?
Si la respuesta no está clara, aquí tienes algunas estrategias que a mí me han cambiado la vida.
1. Pon límites claros y respétalos
A veces, somos nosotros mismos quienes nos imponemos la idea de que debemos estar siempre disponibles, como si decir «no» significara fallarle a alguien. Pero aquí va una verdad importante: poner límites no es rechazar a los demás, es elegirte a ti también.
- Define horarios y cúmplelos. No respondas mensajes de pacientes a las 11 de la noche (a menos que tu terapia lo requiera y tengas claro hasta dónde puedes sostener).
- Si trabajas con energía (reiki, sanación, tarot), aprende a cerrar el canal después de cada sesión para no seguir absorbiendo emociones ajenas.
- Si eres terapeuta corporal (masajista, fisioterapeuta, osteópata), cuida tu cuerpo con la misma dedicación con la que cuidas el de tus pacientes.
2. Encuentra tu propio espacio de sostén
Nosotros también necesitamos ser escuchados. La pregunta es: ¿Quién nos sostiene a nosotros?
- Considera tener tu propio terapeuta o mentor. No tienes que hacerlo solo.
- Rodéate de personas con las que puedas compartir experiencias sin juicios.
- Si trabajas con energías, limpia tu campo energético con regularidad (baños de sal, reiki, sahumerios, lo que resuene contigo).
3. Conecta con tu cuerpo
A veces pasamos tanto tiempo sosteniendo a otros que olvidamos lo que nuestro cuerpo nos está pidiendo. ¿Tienes dolor de espalda? ¿Notas tensión en los hombros? ¿Sientes cansancio acumulado?
Regálate el mismo cuidado que ofreces:
- Un masaje si trabajas muchas horas en una camilla.
- Ejercicio o estiramientos si pasas largas jornadas sentado en consulta.
- Alimentación consciente para nutrirte, no solo para «sobrevivir el día».
4. Cuida tu energía: descansa sin culpa
¿Alguna vez has sentido que «deberías hacer más»? Que si tienes una hora libre, podrías aprovechar para estudiar, revisar casos, mejorar tu técnica…
Aquí va un recordatorio: el descanso también es productividad.
- Permítete días libres. No eres menos comprometido por necesitar pausas.
- No llenes todos tus espacios con trabajo. Lee por placer, sal a caminar, desconéctate.
- Duerme lo suficiente. Si no descansas bien, no puedes sostener bien a otros.
5. Recuerda por qué empezaste en este camino
A veces, el agotamiento nos hace perder la pasión por lo que hacemos. Si te has sentido desconectado de tu vocación, vuelve a las raíces:
- Relee libros que te inspiraron a ser terapeuta.
- Tómate un tiempo para explorar nuevas herramientas o enfoques que te entusiasmen.
- Conéctate con clientes que realmente valoren tu trabajo (y si hay relaciones terapéuticas que te desgastan, revisa si es momento de soltar).
Cuidarte a ti mismo también es sanar
Recuerda que no estamos aquí solo para sanar a otros; también estamos en nuestro propio camino de sanación.
Si sostienes el espacio para los demás, que este sea un recordatorio de que tú también mereces ser sostenido.
Así que dime, ¿qué vas a hacer hoy para cuidarte mejor?
Este es un tema que me apasiona, porque sé lo fácil que es olvidarnos de nosotros mismos mientras ayudamos a los demás. Espero que estas estrategias te sean útiles y te acompañen en tu camino como terapeuta. Cuidarte a ti mismo no solo mejora tu bienestar, sino también la calidad de la ayuda que ofreces. Que tu labor siga siendo un reflejo de bienestar tanto para ti como para quienes acompañas.
Elvira
En Atha Center, hemos creado un espacio lleno de calma, intención y equilibrio, pensado especialmente para ti, que trabajas con el bienestar de otros. Si buscas un lugar donde tu energía fluya y tu práctica crezca, estamos aquí para acompañarte.